miércoles, 23 de diciembre de 2015

LA RACIONALIDAD ROMÁNTICA




4. “La racionalidad romántica”
 Gerardo Barbera



La cultura occidental ha producido sistemas de pensamientos, que pretendiendo no ser “racionalistas”, han presentado la misma ideología de explotación. Se trata de la otra cara de la moneda, una forma romántica, más hermosa de apoyar y fortalecer la cultura dominante.
 Esta forma de hacer filosofía se ha presentado como una reacción rebelde ante el imperio de la Razón; sin embargo, siempre ha sido más de lo mismo, con el peligro ideológico de pretender ser la única alternativa diferente, como la puerta secreta de la revolución. Lo triste ha sido, que casi siempre se trata de los mismo protagonistas, pero con ropa de “Hippis”.
Estos filósofos se han declarado como la clase rebelde, los subversivos. Sin embargo, se sientan en la misma mesa para disfrutar de los banquetes y de los privilegios de la vida. Son las mismas aves de rapiñas, las mismas garras, la misma sed de sangre, el mismo placer ante la muerte, la misma raza de vencedores, pero con palabras de poetas... No se ensucian al comer, son buitres de modales refinados.
  La complicidad se ha convertido en la alternativa... y la miseria de las clases marginales parece eterna, una realidad sin perspectivas de esperanza. No hay salida si la rebeldía se hace cómplice.
De tal manera, que la filosofía occidental en todas las manifestaciones, que ha mostrado a lo largo de la historia, ha sido la trama ideológica de justificación  de la política  que ha permitido a las clases dominantes mantener sus privilegios a costa del crimen eterno. Los débiles no tienen salida. La mayoría de los filósofos, ya sean racionales o “rebeldes”, no han tenido la capacidad, y en algunos casos, la voluntad de ser diferentes.
Tal vez, lo que ocurre es que la clase dominante llama “filósofos” a sus aliados. Al punto que toda filosofía gira en torno a la dominación. Y si algún pensamiento filosófico tiene en su origen algún contenido revolucionario de verdad, es transformado en práctica de dominación.
Las diferencias que puedan existir entre la filosofía de la razón y las filosofías rebeldes, se reducen, en la mayoría de los casos, al estilo literario con que son expresadas. Pero la intencionalidad ideológica resulta ser la misma, o por lo menos producen  resultados a favor de la dominación.
Tan a favor de la dominación resultó ser el sistema filosófico de Hegel, como el de Kierkegaard, o el de Nietzsche, aunque siempre hayan sido considerados sistemas de pensamientos en contra de lo establecido, en el fondo se trata de lo mismo.
 De  hecho, nada cambió en el sistema de vida, todo siguió igual en Alemania y en el resto del mundo. Lo único que lograron ellos y otros tantos como ellos; un Sartre, por ejemplo, fue tocar las fibras románticas de algún solitario poeta, pensador no comprendido, o de grupos de jóvenes rebeldes, que en la actualidad son los herederos y representantes del dominio y de la muerte.
Jamás la filosofía occidental, después de Sócrates, se ha ocupado de otra cosa que no sea la política. Todos los tratados de Ontología, Lógica, Metafísica, Antropología, Sociología, Ética. Y todas las corrientes del pensamiento, Idealismo, Racionalismo, Materialismo, Existencialismo, Marxismo... todo lo escrito no es más que justificación política.
La cultura occidental   ha consistido principalmente  en simples historia de guerras. Nuestros héroes son soldados. Y a los filósofos los consideramos como entes extraños, románticos, medio locos, de los cuales se ha valorado y asumido lo que sirve a la política.

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