4.
“La racionalidad romántica”
Gerardo Barbera
La cultura occidental ha producido sistemas de
pensamientos, que pretendiendo no ser “racionalistas”, han presentado la misma
ideología de explotación. Se trata de la otra cara de la moneda, una forma
romántica, más hermosa de apoyar y fortalecer la cultura dominante.
Esta forma de
hacer filosofía se ha presentado como una reacción rebelde ante el imperio de
la Razón; sin embargo, siempre ha sido más de lo mismo, con el peligro
ideológico de pretender ser la única alternativa diferente, como la puerta
secreta de la revolución. Lo triste ha sido, que casi siempre se trata de los
mismo protagonistas, pero con ropa de “Hippis”.
Estos filósofos se han declarado como la clase
rebelde, los subversivos. Sin embargo, se sientan en la misma mesa para
disfrutar de los banquetes y de los privilegios de la vida. Son las mismas aves
de rapiñas, las mismas garras, la misma sed de sangre, el mismo placer ante la
muerte, la misma raza de vencedores, pero con palabras de poetas... No se
ensucian al comer, son buitres de modales refinados.
La
complicidad se ha convertido en la alternativa... y la miseria de las clases
marginales parece eterna, una realidad sin perspectivas de esperanza. No hay
salida si la rebeldía se hace cómplice.
De tal manera, que la filosofía occidental en todas
las manifestaciones, que ha mostrado a lo largo de la historia, ha sido la
trama ideológica de justificación de la
política que ha permitido a las clases
dominantes mantener sus privilegios a costa del crimen eterno. Los débiles no
tienen salida. La mayoría de los filósofos, ya sean racionales o “rebeldes”, no
han tenido la capacidad, y en algunos casos, la voluntad de ser diferentes.
Tal vez, lo que ocurre es que la clase dominante
llama “filósofos” a sus aliados. Al punto que toda filosofía gira en torno a la
dominación. Y si algún pensamiento filosófico tiene en su origen algún
contenido revolucionario de verdad, es transformado en práctica de dominación.
Las diferencias que puedan existir entre la
filosofía de la razón y las filosofías rebeldes, se reducen, en la mayoría de
los casos, al estilo literario con que son expresadas. Pero la intencionalidad
ideológica resulta ser la misma, o por lo menos producen resultados a favor de la dominación.
Tan a favor de la dominación resultó ser el sistema
filosófico de Hegel, como el de Kierkegaard, o el de Nietzsche, aunque siempre
hayan sido considerados sistemas de pensamientos en contra de lo establecido,
en el fondo se trata de lo mismo.
De hecho, nada cambió en el sistema de vida,
todo siguió igual en Alemania y en el resto del mundo. Lo único que lograron
ellos y otros tantos como ellos; un Sartre, por ejemplo, fue tocar las fibras
románticas de algún solitario poeta, pensador no comprendido, o de grupos de
jóvenes rebeldes, que en la actualidad son los herederos y representantes del
dominio y de la muerte.
Jamás la filosofía occidental, después de Sócrates,
se ha ocupado de otra cosa que no sea la política. Todos los tratados de
Ontología, Lógica, Metafísica, Antropología, Sociología, Ética. Y todas las
corrientes del pensamiento, Idealismo, Racionalismo, Materialismo,
Existencialismo, Marxismo... todo lo escrito no es más que justificación
política.
La cultura occidental ha consistido principalmente en simples historia de guerras. Nuestros
héroes son soldados. Y a los filósofos los consideramos como entes extraños,
románticos, medio locos, de los cuales se ha valorado y asumido lo que sirve a
la política.
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