5. De la Lógica a la
Ontología
Gerardo
Barbera
La carencia de planteamientos propiamente
ontológicos y metafísicos, ha sido el límite y lo propio del pensamiento
occidental. Casi nunca se ha planteado el problema del Ser en sí, tal cual como
es. Generalmente se ha identificado la Lógica con la Ontología, identificando
las leyes del pensamiento lógico con las del ser.
Más que abarcar el ser en cuanto ser, se le ha
reducido a nuestra imaginación. Lo que se tiene en la mente se ha considerado
como lo propio de la ontología, haciendo la más extraña reducción del ser a lo pensado.
Por otra parte, algunos en nombre de la
objetividad, han reducido lo ontológico a una lectura de lo observado, lo que
es una nueva forma de entender la interpretación, la lectura, por el ser. De
tal forma que el ser en sí, lo ontológico, se reduce al fenómeno y en algunos
casos a la extensión como medida. De tal manera, que la verdadera ontología es
un tema inmaculado en nuestra cultura occidental.
Ahora bien, sin una
adecuada concepción ontológica, que se haya preocupado por el ser en sí, y no
por el deber ser del ser, se hace imposible hablar propiamente de Metafísica,
de Antropología, de Etica, o de cualquier otro tema de la Filosofía, distinta a
la Filosofía propia de la diosa razón, cuya intencionalidad esencial es de
dominio, aún desde la suplantación de la Ontología por la Lógica.
Ahora bien, si la
ontología no ha sido realmente tratada adecuadamente en la filosofía
occidental, nuestra cultura filosófica carece de bases sólidas, y lo único que
realmente se encuentra bajo sus pretensiones ontológicas ha sido la
intencionalidad de dominio, es precisamente, este elemento de dominio, la
herencia más auténtica de nuestra cultura.
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