sábado, 21 de noviembre de 2015

LA HISTORIA DE VIDA COMO ESTRATEGIA DE INVESTIGACIÓN



La Historia de Vida como estrategia de investigación

Autor: Prof. Gerardo Barbera[1]
racionalidad@hotmail.com
Departamento de Filosofía
Facultad de Ciencias de la Educación
Universidad de Carabobo - Venezuela
Sección: Ensayo







RESUMEN
La Historia de vida se presenta como una opción válida para el estudio de la cultura popular que se vive en los personajes de los barrios marginales de las ciudades más importantes de Venezuela. En este sentido, se presenta una fundamentación ontológica centrada en la concepción de una realidad material compleja en sí misma, y que por lo tanto, no puede ser abordada satisfactoriamente desde una concepción atomista y mecánica propia de la mentalidad racional y analítica de la Modernidad.  Por otra parte, se entiende que la realidad, en su complejidad trasciende la lectura “objetiva racional” de la Modernidad y se propone la Hermenéutica como opción epistemológica, de modo especial, en el área de las ciencias sociales. Y es desde estas dos opciones cuando cobra sentido La Historia de vida como estrategia metodológica.
Palabras Clave: Complejidad, Hermenéutica, Historia de Vida


INTRODUCCIÓN

La Historia de vida se ha convertido en una estrategia de investigación dentro del campo de la ciencias sociales, que puede permitir al investigador penetrar en las entrañas  del conjunto de relaciones que se da en la cotidianidad de la vida misma de cualquier comunidad, pero, de modo especial en el mundo de las comunidades populares, propias de los sectores marginales de las grandes ciudades de la América Latina.
En lo esencial, la Historia de vida como la investigación que se hace vida, desde la vida cobra sentido en cuanto sirve de contenido a la Hermenéutica como opción epistemológica alterna y complementaria de las ciencias analíticas y matemáticas. En la Historia de vida se da el encuentro entre el investigador cargado de teorías académicas y la vida de una persona que es comunidad viviente.
 Por eso, en la medida que se desarrolla el proceso de la Historia de vida se hace evidente el surgimiento de un mundo de significados existenciales antropológicos en los que aparece el sentido de la vida como persona y como pueblo. Es precisamente la búsqueda de este sentido de la vida lo que da características trascendentales a la Historia de vida en cuanto modo y estrategia de investigación.
Las investigaciones realizadas desde la  Historia de vida son el objeto y la razón de ser del Centro de Investigación Popular, llevado en Venezuela por el Dr. Alejandro Moreno. En este sentido, se están dando los primeros pasos, por lo cual, este artículo sólo pretende ser una reflexión teórica que aporte fundamentos filosóficos a todo el proceso de investigación del mundo de vida popular.

-   La complejidad como opción ontológica

El método de investigación es una opción epistemológica que se hace desde un fundamento ontológico. Es decir, desde una determinada concepción de la realidad, o del ser en sí del universo. Por tanto, el  método supone mucho más que la simple elección de “pasos” que facilitan el estudio, requiere de un fundamento ontológico y de una opción epistemológica, en función de una realidad compleja en sí misma.
Al respecto Morin[2] utiliza el término “estrategia” como el adecuado para optar por una metodología. Pero la incertidumbre, el desorden, el azar son elementos constitutivos de la realidad. En esencia, la metodología sugiere una ontología a la cual responde. En este sentido, la Modernidad inaugurada  por Descartes ha sido coherente: a la conciencia analítica, matemática y racional  del sujeto, le correspondió una realidad esencialmente concebida como pura extensión medible y cuantificable. Así pues, había una concordancia continua entre conciencia y naturaleza, o si se prefiere, entre sujeto y objeto. ¿Por qué la conciencia era analítica y el  método matemático? Sencillamente porque la realidad exterior era en sí misma “una cosa extensa” cuya esencia era la cantidad y la extensión, sus medidas y su peso.
En este sentido, Moreno en su obra centra El aro y la trama (1993), describe el pensamiento cartesiano: “Pero dado que la materia es extensión, y además inerte,  el movimiento del universo es pasivo que carece de energía. De ahí un universo máquina. Están fijadas las bases para el mecanicismo y determinismo de la ciencia” (p.226)  De hecho, la realidad  se adaptaba perfectamente a las leyes de la lógica racional y al cálculo matemático, lo que no entraba en este esquema no era considerado objeto de la ciencia.
 Así pues, la relación coherente entre la conciencia propia de la Modernidad y de la concepción ontológica a la que respondía, ha producido avances significativos y aún insospechados en el área de las ciencias físicas. Efectivamente, sería absurdo negar los avances de la humanidad en cuanto al conocimiento científico y de la correspondiente producción técnica y su desarrollo industrial. No quiero ser de los que reniega del conocimiento científico y técnico de la modernidad, escribiendo sobre  la “muerte del sujeto” en mi computadora particular de última generación comercial, disfrutando de un agradable “aire acondicionado”.
Sin embargo, se trata de situar las cosas. Tal vez, la problemática consiste en las visiones miopes y reduccionistas del concepto de conocimiento científico, pretendiendo que solamente desde la conciencia analítica, matemática y racional se puede hablar con propiedad del conocimiento científico, y que por  tanto, todo objeto del conocimiento científico tiene que ser reducido a lo matemático. De  modo, que en el fondo, la única ciencia es la física y su única expresión la matemática. Ahora bien, ¿puede ser el hombre considerado un objeto de estudio de la ciencia dentro de este esquema?, para algunos sí, para otros no. Y la diferencia entre unos y otros, es principalmente ontológica, y en consecuencia epistemológica. Aclaro,  esta disputa epistemológica se abarca principalmente en el área de las ciencias “humanistas”, es decir, de las ciencias que estudian el fenómeno humano en cuanto persona y en cuanto a su ser social. En efecto, esta disputa se ha vivido y se vive con mayor intensidad principalmente en la Psicología y en la Sociología.
Evidentemente, en este trabajo se propone una opción desde una ontología que no se reduzca a sus dimensiones matemáticas, sino, que entienda que la realidad  es un conjunto infinitos de sistemas complejos, en donde todas las dimensiones tendrían que ser  consideradas como   partes fundamentales de la misma. En efecto, el ser entendido como complejidad no puede ser reducido a simple objeto de estudio desde la razón analítica y matemática, en búsqueda de un conocimiento científico exacto y expresado en resultados precisos propios de la matemática. Efectivamente, si la conciencia analítica de la Modernidad ha sido cuestionada en el estudio de las ciencias físicas, con mayor razón ha resultado insuficiente para comprender el fenómeno humano en todas sus dimensiones.
 En todo caso, desde la opción de complejidad, la realidad se concibe como un conjunto de relaciones que se complementan y se interfieren entre sus elementos, y no como una suma atómica de elementos que puedan ser separados. La cosa es más complicada, ningún elemento de la realidad consigue su plena comprensión desde su individualidad, sino dentro de un sistema de relaciones. Desde una concepción de la realidad como complejidad, resultan interesantes las ideas de Morin[3], en cuanto a un universo conformado por una red interminable y compleja de sistemas en constante relación, que supera ampliamente el modo analítico y atómico que siempre se ha propuesto desde la Modernidad. 
En efecto, la ciencia de la Modernidad, desde su concepción analítica puede aislar a su objeto de estudio y analizarlo como una mónada independiente hasta del mismo sujeto que la conoce, y de este modo, logra manipular y conocer su objeto de estudio en función de la utilidad y de la creación tecnológica, pero, no puede, ni parece interesarle la comprensión total del objeto de estudio, ni las implicaciones antropológicas y sociales del conocimiento y la manipulación alcanzada. De este modo, conocimiento y utilidad coinciden.
Por otra parte, en el área de las ciencias sociales, que se enfrentan al problema humano, el conocimiento útil no parece suficiente. La realidad se presenta como parte de la humanidad, y no como lo meramente manipulable y útil. El hombre se concibe como parte de la realidad, en constante relación natural con lo externo. Así, pues, entendida la realidad como compleja, como una red interminable de relaciones en donde el hombre es parte de estas relaciones, inmerso en el universo, la relación entre el sujeto y la realidad no puede reducirse a la tradicional relación de sujeto vs objeto, cuya finalidad era el conocimiento matemático de una realidad extraña y manipulable, sino la interacción del hombre con una realidad en eterna relación en donde él está implicado.
De este modo, el problema de la ciencia se hace un problema de sentido de la existencia, pues, el conocimiento de la realidad me implica, lo que se dice de la realidad, se dice del hombre. Por  tanto, la ciencia va más allá de la “lectura objetiva” de la realidad, hacia la comprensión de la misma. Es decir, el conocimiento matemático de la realidad es necesario e importante, pero no suficiente en sí mismo, sino como parte de un sistema integral de  comprensión de la realidad física, orgánica, antropológica y social, que le es propia al ser humano. En este sentido, la investigación científica se torna compleja, especialmente en el ámbito de las ciencias sociales, y este es precisamente el reto epistemológico que se emprenderá en este estudio. Efectivamente, la cuestión del método debe responder a la siguiente pregunta: ¿cómo  realizar una investigación científica en el área de las ciencias sociales?
Ahora bien, antes de abordar en modo específico la opción metodológica, cabe destacar que la realidad, entendida como mundo físico es complejidad relacional en sí misma, de modo que el objeto como individualidad es una manipulación epistemológica, que en el mejor de los casos “sirve”, es útil y promueve la supervivencia del homo sapiens en el planeta. Pero, la razón científica analítica no permite la completa comprensión ni siquiera de la realidad física, menos del fenómeno humano y social.
Así pues, frente a una realidad compleja hay que optar por una epistemología adecuada a dicha complejidad, que aceptando los datos de las ciencias físicas, procure la comprensión humana y existencial de la realidad integral del universo, integrando lo personal y la social en la historia vital de la cultura y sus significados existenciales.
En este sentido, se opta por un camino distinto al señalado por el tradicional método científico, basado en la razón y el análisis y en las leyes mecánicas de las cusas y efectos. De hecho, se elaborará una  Estrategia Metodológica que responda a la naturaleza compleja de la realidad, y que no pretenda una lectura objetiva de la misma. Se trata de buscar el modo cualitativo de investigación que permita acercarse al fenómeno social, en búsqueda de comprender la maraña de eventos, acciones,  interacciones, retroacciones, determinaciones, azares, en constante relación que componen la trama social en su cotidianidad. No se trata de registrar que el 80% de los niños de los sectores marginales tienen problemas de desnutrición, sino entender, comprender y sentir lo que es el hambre de un niño.
Por  tanto, la finalidad de las ciencias sociales va más allá de la manipulación del hombre y de la sociedad, se persigue la comprensión del fenómeno humano y su vida social, entendiendo que se trata de realidades complejas insertas en una realidad universal compleja en sí misma.  Por otra parte, el conocimiento del homo sapiens no se limita a lo objetivo, sino a la comprensión existencia e integral de todo conocimiento, de aquí la necesidad de trascender el conocimiento basado en las “leyes” de las causas y efectos propias de una ontología atomista y simplista de la realidad, que pretende el conocimiento de ideas “claras y distintas” de un mundo ajeno al sujeto.
La ontología de la complejidad incluye sujeto y realidad en un mismo escenario, en donde la conciencia se dirige hacia la comprensión de su propia existencia a través del conocimiento del hombre y de la sociedad. Es decir, las leyes del mercado, el descubrimiento de una vacuna, el estudio de una determinada cultura, la filosofía, la religión, la física, la química, la astronomía, todas las parcelas de la ciencia constituyen un único saber propio del ser humano, que le implican y le orientan en su existir en la tramoya de relaciones más compleja que pueda imaginar, y que tienen que ver con la generación, permanencia y valoración de significados existenciales presentes en las historias de vida de cada persona y cada comunidad de la sociedad actual. De aquí la necesidad de una concepción epistémica cualitativa que favorezca la interpretación de la trama existencial del ser humano desde su misma historia de vida.


-          La Hermenéutica como opción epistemológica

Frente a una realidad ontológica concebida como complejidad de relaciones compuestas de organizaciones y sistemas emergentes en modo de orden y desorden, de leyes y azares, de vida y de muerte, no es suficiente con una epistemología de ideas claras y distintas como lo sugiere la visión matemática del método propio de la Modernidad.  Ahora bien, además de conocerse en sus dimensiones de medidas matemáticas, y en sus “leyes” de causas y efectos, en función de la manipulación y la creación técnica, el conocimiento de la  realidad es un problema de comprensión integral humano.
En efecto, el ser humano no se conforma con el conocimiento lógico matemático y racional de la realidad, no se trata solamente de responderse por las supuestas causas de los fenómenos, sino, además, por su significado existencial. El conocimiento es vida, y la vida es complejidad existencial que no puede ser reducida a una sola de sus dimensiones, como lo es el conocimiento racional de la realidad.
De hecho, el hombre es una complejidad de razón e irracionalidad, de lógica y de locura, de cálculo y de sentimientos, de aciertos y de errores, de corporeidad  y de espiritualidad, de individualidad y de relaciones sociales, de alegría y de tristeza, de vida y de muerte, de amor y de odio, de fe y de incredulidad, de esperanza y desasosiego, de grandezas y de bajezas,  de moralidad y de inmoralidad, es bienestar y es marginalidad.
 Por otra parte, el ser humano es padre y es hijo, es madre y es hija, es esposo, es profesional, es sabio e ignorante. Además, puede ser considerado y creerse sujeto y objeto de estudio, pero no es una esencia aislable que pueda ser mostrada; el hombre es un misterio que vive en sociedad, que requiere ser abordado  desde el pensamiento interpretativo, cualitativo y complejo.
Dentro de este aspecto del proceso del conocimiento complejo,  Morin en su Método II  “La vida de la vida” (2002) hace la siguiente propuesta: “Es un viaje  que busca un modo de pensamiento que respete la multidimensionalidad, la riqueza, el misterio de lo real y que sepa que las determinaciones cerebrales, cultural, social, histórica que experimenta todo pensamiento codeterminan siempre el objeto del conocimiento. Es a esto lo que llamo pensamiento complejo” (p.24). En el fondo, se trata de trascender la visión reduccionista de la episteme de la Modernidad.
Efectivamente, esta complejidad humana y social no puede caber en un universo matemático de ideas claras y distintas. En consecuencia, la investigación en las ciencias sociales necesita un enfoque más adecuado para el estudio del ser del hombre y de la sociedad, que trascienda la búsqueda de las eternas definiciones. El hombre no encaja totalmente en las definiciones tradicionales, por tanto, la complejidad no pretenden definir o encuadrar en un concepto la supuesta esencia del hombre, lo que se intenta es comprender el sentido de la existencia del ser humano.
En el fondo, se sostiene que la opción epistemológica desde la  investigación cualitativa sería la adecuada para el estudio en el área de las ciencias sociales, y de modo específico para el estudio de los elementos de significados existenciales del latinoamericano, donde no se pretende encontrar algún rasgo “esencialísimo” que definiese el “ser en sí” del hombre latinoamericano, que lo distinguiese del resto de los otros pueblos del mundo.  En efecto, cualquier definición que pretenda ser una esencia eterna de la naturaleza en sí del ser humano, se pudiese convertir en  un nuevo “cogito ergo sum” en función de un análisis absolutamente lógico-racional que mostraría, en el mejor de los casos, solamente un rasgo antropológico, con la ceguera cognitiva de reducir la complejidad del ser-persona a ese rasgo…y el ser humano  trasciende cualquiera de sus rasgos antropológicos.
No se trata de establecer las características raciales y sociales de una raza nueva, no se pretende definir bajo ningún esquema ni antropológico, ni psicológico, ni social “lo propio del mestizaje latinoamericano”, ya que la misma búsqueda de cualquier naturaleza esencial, o de cualquier característica particular que pretenda erigirse como “la esencia antropológica”  , sería una prolongación de la objetividad manifiesta en esa esencia antropológica encontrada, de igual modo como siempre se ha realizado desde la ciencia de la Modernidad, en donde quedaría  el mismo esquema tradicional de sujeto – objeto.
 De hecho, la opción epistemológica en este trabajo de investigación se centrará en la Hermenéutica, como matriz guía desde la cual se pretende la comprensión del fenómeno humano  como persona social, en un entorno concreto, desde su historia de vida. Ahora bien, no se persigue entender racionalmente el ser en sí del latinoamericano, ni encerrarlo en una categoría esencial, ya sea su estado social de marginado, dependiente, subdesarrollado, matriarcal, en relación con el otro, desde la religiosidad, como abierto a la esperanza, desde su autoestima, de su capacidad de supervivencia, o desde cualquier otra categoría social, antropológica, o filosófica. Ya que el hombre vive todas estas categorías y muchas otras a lo largo de su historia de vida. Toda definición es cerrada en tiempo y espacio; la comprensión es eternamente abierta.
De este modo, aunque se tengan en cuenta para el estudio de las historias de vida las categorías antes señaladas, no  se pretende  radicalizar una de estas categorías como la esencial, desde la cual fluyese mágicamente un modo específico de ser, una episteme, un significado existencial, y hasta un proyecto de vida.
 Cuando el resultado de una investigación antropológica y social, por muy cualitativa que sea, concluye en el descubrimiento de una nueva esencia que define al hombre, se trata de un modo distinto de hacer Modernidad, en donde quedaría intacto la distinción dualista entre sujeto y objeto. Y el conocimiento poco a poco se va cerrando, hasta quedar atrapado en sus definiciones…, hasta que la hermenéutica comienza a desaparecer, y aquello que había nacido como una alternativa de comprensión científica se diluye en el océano de las ideas muertas: “la familia es la célula fundamental de la sociedad”…, qué significado existencial representa esta definición de la familia a los adolescentes de nuestros bachilleratos? En el estudio hermenéutico de las historias de vida, una idea muerta, una definición muerta es aquella que carezca de significado existencial.
  En efecto, uno de los vicios que más se repiten consiste en convertir y reducir  la hermenéutica en un modo distinto, más narrativo de  de hacer la misma  ciencia propia de la Modernidad, dejando  intacto la relación dualista entre sujeto y objeto.  Esta tendencia puede provenir de esa fuerza interna del sujeto propio de la cultura occidental y consumista de centrarlo todo en el “yo”. Y la hermenéutica exige un esfuerzo por despojarse de esa conciencia vital de dominio, o como lo explica Ricoeur[4] como  la necesidad de despojo de todo  sujeto para interpelarse e interpretarse a sí mismo desde el texto  de estudio.
Por eso, el proceso hermenéutico requiere de una especie de muerte del yo epistémico de la Modernidad que pretende dominar, construir y proyectarse, para que pueda surgir un investigador que sea capaz de descubrirse en la historia de vida del otro, que no solamente “vaya a ver, a contemplar, a observar, a registrar, a buscar”, sino, a escuchar, a guardar silencio, a meditar, a compartir, a sentirse frágil en su humanidad, a vivir su propia historia de vida.
La hermenéutica que se plantea en este trabajo, tiene que ver con la interpretación y comprensión de una situación de vida entre el investigador y el sujeto que narra su vida. Dentro de este marco de reflexiones, Gadamer[5] presenta la comprensión hermenéutica como el modo de interpretación del problema humano. Es decir, ambos son sujetos de una misma historia. En lo referente al estudio de las historias de vida, no puede existir un sujeto y por otra parte, un objeto de estudio. De hecho, en el proceso de investigación a través de las Historias de Vida, como un modo y estrategia de investigación desde una opción hermenéutica, se entiende que se encuentran dos vidas en una misma historia.
En este sentido, se plantea que la relación entre Hermenéutica  como opción epistemológica y la Historia de Vida como estrategia y contenido de la investigación hermenéutica, representan las condiciones del punto de partida en el proceso de investigación en las ciencias sociales. Pero, para que la relación sea coherente, el dualismo entre sujeto y objeto tiene que desaparecer por completo, o reducirse en modo tal, que el investigador se identifique y manifieste esa identificación con la historia de vida que escucha y que registra. Así pues, la Historia de vida tiene que ser una opción ética de investigación que narre las dos vidas comprometidas en un mismo proyecto existencial dentro de un mismo marco de significados existenciales.
Por tanto, la Historia de Vida no se reduce a un registro de “datos objetivos” que permitan realizar interpretaciones subjetivas, pero no comprometidas. No se trata de “comentar una película”. En otras palabras, la historia que registra el investigador no le es ajena. En este aspecto, Moreno[6]  nos habla acerca de la importancia de la cercanía en la relación entre el investigador y el narrador desde un encuentro  entre el investigador y el que comparte su historia como la condición y punto de partida del proceso de investigación de las historias de vidas.
Ahora bien, este modo de plantear la Hermenéutica y las Historias de Vidas como un proceso de investigación que permita encontrar elementos en torno al problema del sentido existencial de la vida, tanto del investigador, como de quien cuenta su historia de vida, sugiere que el investigador no sea extraño a la realidad con la que se compromete. En efecto, la comprensión de una vida individual y social desde opciones interpretativas requiere de alguien que esté en la capacidad de interpretar.
En este contexto,  resulta interesante el comentario de Córdova (1999) sobre la relación entre el investigador y el personaje que narra su propia vida: “Los gestos interactivos existen en toda la entrevista. Desde el principio se muestran y es necesario tomar en cuenta la familiaridad y la proxemia” (p. 53) Y como lo interpretado es la vida de un sector de la sociedad muy particular, se requiere de un investigador que conozca y que esté comprometido existencialmente con esa realidad, de no ser así, las Historias de Vidas pueden reducirse a un sencillo registro de datos de una realidad ajena, que se interpreta desde la subjetividad del investigador.
En el fondo, se trata de un proceso de investigación que reconoce como válido todos los factores propios de la interacción entre los seres humanos, como parte del mismo proceso investigativo, y no solamente el aspecto racional académico. Es decir, en el proceso de Historia de Vida aparecen los sentimientos, los aspectos irracionales e incompresibles de la vida y  puede que aparezcan elementos que nada tenían que ver con “los objetivos de la investigación”.
En efecto, desde una opción hermenéutica se entiende que la investigación se hace en el camino, no sólo como desarrollo de un método, sino como aplicación, construcción y cuestionamiento de la idoneidad de un modo de hacer investigación en el área de las ciencias sociales.
Efectivamente, en el desarrollo de la investigación que se propone en este proyecto, se parte del hecho de que la hermenéutica es una opción en construcción y no un manual de soluciones, por  tanto, la Historia de Vida como opción ética de compromiso vital de investigación es un proyecto en construcción y no un programa infalible para la investigación, de modo que el mismo proceso de investigación resulta al mismo tiempo un proceso de aplicación y producción de la hermenéutica y de las Historias de Vidas, y un proceso de evaluación de las mismas.
 En definitiva, la Hermenéutica y la Historia de Vida son estrategias y no planes preconcebidos de acciones calculadas y de resultados previstos. Desde esta perspectiva, la investigación es un camino inédito, una aventura epistemológica.


-          La Historia de Vida como compromiso ético y existencial


Al inicio del siglo XX desde las mismas investigaciones empíricas, propias de las ciencias físicas, sobre todo, a nivel subatómico, la continuidad  ontológica del universo entró en crisis; es decir, la llamada “materia” no parecía ser tan homogénea en todos sus niveles. En este sentido,  la ley fundamental del empirismo de “causa y efecto”, que le daba esa sensación de poder absoluto de predicción y objetividad a las ciencias físicas resultó insuficiente para el estudio de las partículas subatómicas. En consecuencia, la ciencia con su método experimental entró en crisis como poder epistémico, no en cuanto a productor de tecnología.
De igual modo, en las llamadas ciencias humanas, o ciencias sociales, el método científico de investigación no produjo los resultados objetivos y exactos que se esperaban; por el contrario, el fenómeno humano en cuanto persona y en cuanto a comunidad resbalaba de las manos de las ciencias físicas. En definitiva, el método científico quedó extremadamente corto en su pretensión de reducir al hombre y a la sociedad a la “res extensa” y a las leyes de la racionalidad lógica-matemática propias de la episteme de la Modernidad.
Así, pues, dada la crisis en la ciencia  física, resurgió el interés por el enfoque cualitativo como opción metodológica para la investigación en las ciencias sociales, las cuales tienen como centro de investigación al ser humano, que es un ser complejo en sus formas de vida, en su conducta, en su mundo interno plegado de supuestas y ciertas contradicciones, un ser humano que trasciende cualquier definición y hasta cualquier abstracción esencial, cuyo estudio y comprensión  no ha podido ser reducido a la ley de  causa y efecto. En lo esencial, el problema antropológico no se resuelve satisfactoriamente en las leyes de la física, ni en cuadraturas lógica-matemáticas de viejas y nuevas concepciones  lógicas-racionales del fenómeno humano.
En este contexto, la Historia de Vida como proceso estratégico de investigación se presenta bajo el enfoque cualitativo, como modo opcional de abordar el problema del ser humano, de la persona que es un ser en relación con los demás, y que vive en una situación comunitaria concreta dentro de un espacio y tiempo determinado, en una situación de vivencia y generación de significados  existenciales, generalmente ajena a cualquier interés académico propio de los investigadores sociales. Es decir, la vida es un hecho cotidiano. La existencia del hombre y de la comunidad es un hecho cotidiano en sí mismo.
 Por tanto,   los habitantes reales de las comunidades no  viven intereses “epistémicos”, ni “metodológicos” propios de las investigaciones científicas. De hecho, la vida concreta y cotidiana de cualquier comunidad se da sin la menor preocupación por los estudios sociológicos, filosóficos, psicológicos, ni teológicos. La vida humana personal y comunitaria es practicidad vital y no un “dato” a la mano del interés de los investigadores.
Ahora bien, en el proceso de investigación, desde el aspecto formal, la historia de vida es una narración. Sin embargo, no se trata de una elaboración literaria en función de la belleza del lenguaje. La historia de vida que se realiza dentro del área de la investigación social, no es meramente un arte creativo dependiente de la genialidad literaria de un sujeto solitario. Por el contrario, la historia de vida tiene que ser auténtica, espontánea, tal cual como surge del corazón de quien la narra, su vocabulario no debe ser cambiado o sacrificado en función de la precisión o delicadeza del lenguaje.
Efectivamente, en función de lograr una narración fiel a su fuente, se requiere que para fines del estudio de la historia de vida, ésta sea grabada y luego transcrita. De hecho, no debe ser reelaborada, ya que cualquier modificación distorsionaría la investigación. Se trata, por tanto, de un primer nivel de compromiso y de ética con el proceso de investigación, se  pretende elaborar el conocimiento y no de falsearlo en función de intereses ajenos a la vida que se investiga. En este sentido, el profesor  Moreno[7]  presenta su criterio en cuanto a la espontaneidad y sinceridad del contenido de la historia de vida como elementos que permiten captar y transmitir signos y sentidos existenciales que sustentan la reflexión hermenéutica. Por otra parte, la investigación de la historia de vida compromete la existencia del  investigador en lo narrado del sujeto que comparte la historia. No se persigue como finalidad que el investigador se convierta, de pronto, en uno de los personajes de la historia, sino que alcance el nivel de cercanía y confianza que le puedan permitir la comprensión  de la historia de vida compartida. De hecho, Moreno[8]  sugiere el modo de cercanía que se requiere para investigar las historias de vida como trascendencia de los intereses académicos y como proceso de penetración y comprensión de la misma vida íntima de las familias de la comunidad.
En lo esencial, el estudio de la historia de vida requiere de la interrelación entre dos sujetos reales y presentes durante la narración de la misma. Si la relación del investigador, o de quien narra la historia, se establece con un ser imaginario, o no presente en el acto mismo de la narración, el resultado sería extremadamente subjetivo, y tal vez la creación  se convierta en un mundo de ilusiones e historias bellas, pero ajenas a la realidad cotidiana, ya que la participación del ausente dependería de la voluntad de quien realice el estudio de la historia de vida, o de quien narre la historia de vida.
En ambos casos, el investigador, a lo sumo, lograría el análisis de una biografía del narrador, que sería “el dato” con el cual elaboraría sus conclusiones. Y lo cualitativo sería reducido a un modo distinto de cartesianismo: el investigador es el sujeto, la conciencia, el que piensa; y la historia de vida, convertida en biografía sería el objeto, lo otro, lo pensado.
En efecto, el nivel real de la relación de compromiso existencial entre el investigador y el narrador de la historia de vida, establece la posibilidad de la comprensión como resultado de la relación entre los dos. De hecho, en el proceso de estudio de la historia de vida entre un narrador y un investigador interlocutor se da el hecho social como posibilidad de estudio comprensivo desde una visión hermenéutica. Precisamente, es el “entre” lo que permite que se desarrolle la comprensión de lo social en la historia de vida en sí misma.
En el fondo, esta relación existencial entre el investigador y el narrador de la historia de vida, no es simplemente un requisito técnico para el estudio de las historias de vida. Por el contrario,  tiene que ver, más bien, con el nivel de comprensión de la historia de vida compartida, ya que ésta no es “un dato objetivo”, sino lo que se interpreta. Y la interpretación no es “lectura objetiva de la naturaleza”, sino comprensión existencial. Y esta interpretación tiene que ver con los significados existenciales, que según Moreno (2002) sería “el conjunto integrado de practicación, vivencia, afectividad y simbolización” (p.XV).
Así, la actitud hermenéutica para el estudio de las historias de vida requiere de un investigador y de un narrador de la historia de vida  sumergidos en el mismo mundo cultural de significados existenciales, intraducibles desde una concepción lógica-matemática de las ciencias sociales. El estudio de la historia de vida se da en un mundo cultural concreto y vital, cargado de significados existenciales y complejos que suelen escapar al simple análisis lógico, cuantitativo  y objetivo del hecho social.  En este sentido, González[9] con respecto al contenido de la historia de vida, manifiesta la complejidad antropológica de los significados existenciales, como rieles por donde gira la vida misma.
De hecho, para poder participar en el proceso de narración y de estudio de la historia de vida, se hace necesario que el investigador pertenezca al mismo universo cultural desde donde surge la vida narrada, esta es una condición epistémica, es la única posibilidad hermenéutica, o como lo expresa Moreno (1998) desde la experiencia de su estudio de la historia de vida de Felicia Valera: “Si el conocedor está ubicado en un horizonte hermenéutico radicalmente distinto de aquel en el que tiene su existencia la historia, lo conocido será un artificio, una ficción técnica de quien la elabora”.(p.15) Y este es, precisamente, el primer reto del proceso de investigación de las historias de vida.
Efectivamente, en esta propuesta de estrategia y de proceso de investigación de las historias de vida, el investigador es necesariamente coautor de la historia de vida que se estudia, no es simplemente un testigo, tampoco es un personaje de la historia, es ante todo, fuente de significados existenciales. Y para que esto sea posible, el investigador debe pertenecer al mundo de vida de la historia de la cual es coautor.
No se trata, por tanto, de ser un profesional de la “empatía” a través de cursos y experiencias de inserción en lo popular; sino, de pertenecer al mundo de lo popular, si es que se pretende estudiar la cultura particular de ese sector social, enfocados desde la historia de vida de una persona de esa comunidad.
En efecto, cuando el investigador realiza un estudio de cualquier historia de vida, él debe pertenecer a ese mundo de vida que origina la historia de vida en particular. En otras palabras, el sector social y cultural al que pertenece el investigador, ese sector será el universo cultural de la historia de vida que se estudia, ya que los significados existenciales pertenecen a un sector cultural particular, y solamente desde ahí cobran su verdadero significado. Sin duda, la hermenéutica social se da desde la vida concreta y cotidiana.
En el fondo, cada sector social es un segmento cultural de toda la humanidad, pero con sus propios significados existenciales. Ahora bien, precisamente esta condición existencial de la hermenéutica propia para el estudio de las historias de vida, la hacen una estrategia especial y de profundos alcances de comprensión de los distintos significados existenciales, que aparecen en el estudio de ellas mismas. Por tanto, en este contexto hermenéutico,  la historia de vida no es, pues, solamente un recurso para la investigación, o una técnica que se aplica, o un método que se sigue. La historia de vida es  la investigación en sí, es la fuente del saber que se persigue interpretar y comprender.
Por eso, la historia de vida es la misma para el investigador y para el narrador, ya que se trata de un mismo universo cultural de significados existenciales, que afloran en la vida narrada. En el fondo, la vida es cultura en existencia, desde la cotidianidad; es la historia de una comunidad a la que pertenecen el investigador y el narrador.
 De hecho, el investigador conoce ese mundo particular y conoce ese mundo de vida como un modo distinto de ser humanidad. En esencia, la historia de vida como investigación exige la opción por una comunidad concreta y exige como condición que el investigador pertenezca a esa cultura específica, como requisito que haga posible la hermenéutica en cuanto a la comprensión de los significados existenciales.
Ahora bien, siguiendo las pistas de las investigaciones que viene realizando el profesor Alejandro Moreno, y el equipo del Centro de Investigaciones Populares (CIP), en torno a las historias de vida dentro del sector popular, en este trabajo se opta por el estudio de la historia de vida desde el sector de los barrios marginales del sur de Valencia. En este sentido, el investigador se concibe como coautor de la historia de vida, en donde el mundo de vida propio de los barrios del sur de Valencia tiene que ser abordado desde su misma cultura particular, con sus significados existenciales que le dan una modalidad distinta a su existencia vital cotidiana. Así, pues, la investigación se encuentra abierta al descubrimiento de significados existenciales distintos. La vida del barrio no es un dato para ser cuantificado, es una historia de vida que pocas veces ha sido escuchada.

                                            RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS                  
Córdova, V (1999) Historias de Vida.  Caracas-Venezuela: Fondo editorial Tropykos
Gadamer, G (1999) ¿Quién soy yo y quién eres tú? Barcelona, España: Herder


González, V (2004) La interpretación de la vida de un venezolano popular y la investigación en orientación. Historia-de-vida de Evelia.Trabajo de grado presentado a la ilustre Universidad de Carabobo para optar al título de doctor en educación Valencia: Venezuela.

Moreno, A (1993) El aro y la trama, Caracas, Venezuela: CIP-UC

Moreno, A (2002) Historias-de-vidas  e  Investigación, Caracas, Venezuela: CIP

Moreno, A (2004) Familia así, familia asá, en Heterotopía, mayo-agosto 2004, nº 27. Caracas, Venezuela: CIP


Morin, E (1999) El Método  I “La naturaleza de la naturaleza” Madrid, España: cátedra

Morin, E. y otros (2006)  Educar en la era planetaria, Barcelona, España: gedisa

Ricoeur, P (2003) Teoría de la interpretación, Buenos Aires, Argentina: Siglo XXI










[1] Profesor Jefe del Departamento de Filosofía, de la Facultad de Ciencias de la Educación, de la Universidad de Carabobo. Licenciado en Educación mención Filosofía (UCAB), Especialista en Educación Superior (UC), Magíster en Desarrollo Curricular (UC), Cursa el doctorado en Ciencias Sociales mención Cultura (UC). Obras publicadas: “Ética, locura y muerte”, “Ética, locura y muerte (segunda parte)”, “Reflexiones elementales en torno a la ética”, “En torno al conocimiento” , “trascendencia”, “El animal Racional”, “Epistémicos”, entre otros.

[2] “El método es obra de un ser inteligente que ensaya estrategias para responder a  las incertidumbres. En este sentido, reducir el método a programas es creer que existe una forma a priori para eliminar la incertidumbre” Morin, E. y otros (2006) Educar en la era planetaria. Barcelona- España: gedisa.  Pág. 32
[3]Todos los objetos clave de la física, de la biología, de la sociología, de la astronomía, átomos, moléculas, células, organismos, sociedades, astros, galaxias constituyen sistemas. Fuera de los sistemas, no hay sino dispersión de partículas. Nuestro mundo organizado es un archipiélago de sistemas en el océano del desorden. Todo lo que era objeto se convierte en sistema. Todo lo que era incluso unidad elemental, se convierte en sistema” Morin. E (1999) El Método I “La naturaleza de la naturaleza”  Madrid- España: Cátedra. Pág. 121

[4] “Si la referencia del texto es el proyecto de un mundo, entonces no es el lector el que principalmente se proyecta a sí mismo. Mejor dicho, el lector crece en su capacidad de autoprotección al recibir del texto mismo un nuevo modo de ser. De esta manera, la apropiación deja de parecer un tipo de posesión, una forma de aferrarse a las cosas; en lugar de esto, implica un momento de desposeimiento del yo egoísta y narcisista” Ricoeur, P (2003) Teoría de la interpretación.  Buenos Aires- Argentina: Siglo XXI. Pág. 106

[5] “No es sólo que la tradición histórica y el orden de vida natural formen la unidad del mundo en que vivimos como hombres; el modo como nos experimentamos unos a otros y como experimentamos las tradiciones históricas y las condiciones naturales de nuestra existencia y de nuestro mundo forma un auténtico universo hermenéutico con respecto al cual nosotros no estamos encerrados en barreras insuperables sino abierto a él”   Gadamer, G (1999) ¿Quién soy yo y quién eres tú? Barcelona, España: Herder.  Pág. 26

[6] “Entre todas las formas posibles de historia, nos hemos decidido por la que arriba se ha definido como historia-de-vida pues nos parece esencial la relación presente y actual de quienes intervienen en su producción” Moreno, A (2002) Historias-de-vidas  e  Investigación, Caracas, Venezuela: CIP  Pág. 34
[7] No es que la espontaneidad necesariamente sea mejor garantía de veracidad si es ésta la que se busca, sino que, al eliminar los errores de expresión, de sintaxis, las repeticiones, las desviaciones, las incongruencias, etc., cosa que puede hacerse muy bien en la autobiografía, se eliminan significativos elementos para el análisis de la realidad tal como se presentan en la vida cotidiana. Moreno, A (2002) Historias-de-vidas  e  Investigación, Caracas, Venezuela: CIP   Pág. 25
[8] Mi investigación tampoco partió de una preocupación académica ni solamente científica, sino de la vida, de la necesidad de comprender a fondo la vida que estaba viviendo en mi comunidad y la de esa misma comunidad. Mi formación me condujo, se diría que inexorablemente, a buscar esa comprensión en la ciencia social y sus métodos. En este camino, me topé con la familia. El verbo es adecuado. Me di de bruces con ella, en efecto, porque no la andaba buscando y no sabía que todo me conducía a ella. Tuve que entender desde entonces que, si quería conocer comprensivamente la vida de mi comunidad popular, tendría que penetrar profundamente en la constitución de la familia” Moreno, A (2004) Familia así, familia asá, en Heterotopía, mayo-agosto 2004, nº 27. Caracas, Venezuela: CIP. Pág. 13

[9] “Algunos aspectos narrados son conscientes, pero otros no. Sobre los significados que hay en cada historia, la persona que narra no tiene control. Los significados habitan en la persona, son significados comunes a su grupo humano, y dirigen su modo de pensar, de hacer y de sentir” González, V (2004) La interpretación de la vida de un venezolano popular y la investigación en orientación. Historia-de-vida de Evelia. Trabajo de grado presentado a la ilustre Universidad de Carabobo para optar al título de doctor en educación Valencia: Venezuela. Pág. 81

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