jueves, 14 de enero de 2016

LA ESENCIA DEL CONOCIMIENTO






III   LA ESENCIA   DEL  CONOCIMIENTO


Gerardo Barbera






Hablar acerca de la esencia del conocimiento, nos llevaría a plantearnos el problema concerniente  a la relación que existe entre el sujeto y el objeto, en cuanto que esta relación determina el criterio del valor del mismo conocimiento, en cuanto especifica el “material” que compone el pensamiento elaborado.

Las preguntas surgen, ¿cómo es posible la relación entre el sujeto y el objeto?, ¿a cuenta de qué pueden relacionarse?. ¿ Bajo qué condiciones se puede dar la relación entre el sujeto y el objeto?, ¿ qué papel juega el sujeto, en su relación con el objeto?, ¿qué papel juega el objeto...?

Las preguntas no pretenden apuntar hacia el “cómo se da el conocimiento”, ya que esto, posiblemente, nos llevaría a una especie de “teoría del aprendizaje”. Se trata de apuntar hacia las condiciones bajo las cuales se produce la relación entre el sujeto y el objeto; es decir, ¿gracias a qué...?.

En tal sentido, a lo largo de la historia del pensamiento occidental se han propuesto algunas soluciones a la problemática anterior, mencionaremos solamente tres: El Idealismo, El Materialismo (Dialéctico), y el Fenomenalismo.




EL  IDEALISMO

Es una posición extrema, que niega la existencia de una realidad sólida, independiente de una “conciencia”, o de un sujeto. Existe identidad perfecta entre lo pensado y la realidad. Si la experiencia muestra diferencia entre las ideas y el mundo real, se trata de ignorancia por parte de quien observa, detrás de las diferencias aparentes entre el pensamiento y los objetos, el mundo es total y únicamente LOGICO. Barragán  reafirma esta postura presentada por el idealismo:

La posición idealista es una toma de posición ante el problema del conocimiento extrema al realismo. El idealismo pretende reducir al mundo a una actividad del espíritu. (p. 65) 


Todo cuanto existe obedece a las leyes del pensamiento, a la Lógica. Las leyes del pensamiento lógico, son las leyes de la realidad. A tal punto, que en el mundo racional, se encuentra la verdadera realidad. Por lo tanto, no hace falta recurrir al mundo exterior para encontrar la verdad, basta con analizar las leyes del pensamiento, es ahí, en nuestra conciencia en donde encontraremos la verdadera sabiduría, “Conócete a ti mismo”. Verneaux.  nos describe la posición radical del idealismo, tomando como ejemplo la filosofía kantiana :

La concepción idealista es la de Kant. Lo que es notable, en la definición nominal que propone al empezar, es que no se hace ninguna mención a las cosas, de lo real, del ser.  Sino que la verdad está concebida como una relación inmanente al espíritu, el acuerdo del conocimiento  con el objeto representado. No haremos más que desarrollar la idea si decimos que la verdad es idéntica a la “objetividad” del pensamiento. La objetividad a su vez se reduce a la “validez universal” del juicio, entendiendo por ello que se impone a la razón, común a todos los hombres. Y se llega, por lo tanto, a esta definición: La verdad es el acuerdo del juicio con las leyes inmanentes de la razón, o,  más simplemente, el acuerdo del pensamiento consigo mismo. (p118).


¿Qué hay en nuestras mentes?, ¿Qué producen nuestros pensamientos?: Ideas. Por lo tanto, el camino de la verdad se recorre al estudiar el mundo de las ideas. No sólo en cuanto a la búsqueda de la verdad, sino, en cuanto a la existencia de todo cuanto existe: Primero son las ideas y luego el mundo de los objetos. Es algo así como las teorías que están de modas: “Piensa y se te dará”, “Si piensas que eres feliz, lo serás”, “Visualiza, y ya verás...”.

Son las ideas las que mueven el mundo. Cierta vez, un filósofo llamado Hegel, cuando dictaba una conferencia, alguien le hizo la observación de que la realidad era siempre muy diferente al mundo de las ideas, a lo que Hegel respondió: “Si la realidad contradice a las ideas, peor para la realidad”. En la revista “Apuntes Filosóficos N° 1”, el profesor Reyes (1992)  presenta la esencia misma del idealismo:

Filosofía idealista: Partirá siempre de lo interior, de lo suprasensible (aquello que no se da en los sentidos pero que sin embargo existe: el yo, la libertad, etc.) Para ella todo reside en el pensamiento y el espíritu mismo es todo su contenido. Se toma por objeto la idea misma; con ella se piensa llegar a lo determinado. (p. 97)


Hegel llegó al extremo de creer, que lo único existente era la “Consciencia Absoluta”, y que todo cuanto existía en el mundo material, incluyendo al hombre, se transformaba poco a poco en parte de esa “Consciencia Absoluta”.    

MATERIALISMO (DIALECTICO)

Se trata de una propuesta que afirma la existencia del mundo exterior, totalmente independiente del sujeto, o de cualquier consciencia. Pero, no se trata de una realidad fija e inmóvil, el mundo está en constante movimiento, y este movimiento produce un constante cambio del mundo exterior, en donde todos los objetos se encuentran relacionados.

Desde esta visión de la realidad, se entiende que todo cuanto existe es materia en constante movimiento y cambio. La misma consciencia es fruto del cambio constante (evolución) de la materia, por lo tanto, la conciencia es fruto de la materia, y no al revés como enseñaban los idealistas. Henri Lefebvre  nos presenta la “razón dialéctica” como el método adecuado de análisis de la realidad que se encuentra en constante movimiento gracias a las “contradicciones de la materia”:

La otra actitud admite simultáneamente que el pensamiento humano busca la verdad a través de las contradicciones y que las contradicciones tienen un sentido objetivo, un fundamento en lo real. Se deja de considerar absurda o aparente toda contradicción; se convierte, en cambio, el estudio de las contradicciones y de su fundamento objetivo en una preocupación central. Se estima que los métodos tradicionales del pensamiento reflexivo deben desarrollarse en este sentido; al establecer, más enfáticamente que nunca. , la verdad y la objetividad como metas de la razón, se define una razón más profunda: La razón dialéctica. (p.26)

Sin embargo, la consciencia solamente puede evolucionar en cuanto transforma el mundo externo (trabajo). Y para esto necesitan ir descubriendo, a lo largo de la historia, las leyes del movimiento de la materia; es decir, las leyes del materialismo dialéctico. Roger Garaudy  presenta  una descripción profunda de la dialéctica, tal como es entendida por el marxismo materialista:
La dialéctica empieza con es “desdoblamiento del uno” por el cual, como ha mostrado Wallon, en el esplendor mismo del mito primitivo, el pensamiento crea una primera escisión entre el mundo de la apariencia inmediata y el de la realidad profunda concebida en forma de mito. Surge una segunda contradicción cuando el pensamiento, renunciando a las ilusiones trascendentes del mito, se reconoce como simple hipótesis, y, por consiguiente, acepta la confrontación con la realidad sometiéndose al veredicto de la práctica: si el modelo que ha construido no “se ajusta”, es decir, no da cuenta de los fenómenos, y no nos da el poder sobre ellos, no nos permite manejarlos, entonces hará falta o bien complicar el modelo o bien reemplazarlo procediendo a una reorganización global de nuestro saber. Contradicción y totalidad son así dos momentos inseparables de esa dialéctica del conocimiento que es, al mismo tiempo, una dialéctica del trabajo. (p.57)



  Las leyes del materialismo dialéctico cobran valor universal, nada escapa de su poder. Estas leyes son aplicables a los objetos que existen en el planeta, a los que están en las galaxias, a los minerales, a los vegetales, a los animales y al hombre.

Aplicadas al hombre, que es sociedad en sí, se convierte en “Materialismo Histórico”, que serían las leyes del materialismo dialécticos aplicado a la historia de la humanidad. El materialismo dialéctico aplicado a la “Vía Láctea”, se convertiría en “Materialismo Galáctico”. Dentro del mundo de las “partículas sub-atómicas”, se llamaría, “Materialismo Cuántico” y así, sucesivamente. Nada puede escapar a las leyes de la materia.
FENOMENALISMO

No sé  cuál es la razón, por la cual en la historia del pensamiento occidental, cada vez que aparecen dos filosofías que tratan un mismo tema desde puntos opuestos, siempre aparece una posición “conciliadora”, o que pretende colocarse en  el centro, equilibrando la balanza del saber. Este es el papel que pretende jugar el fenomenalismo: colocarse en el centro entre el materialismo y el idealismo.
Según el fenomenalismo, es impropio hablar de ideas independientes de los objetos. Por otra parte, el objeto como ser en sí, independiente del sujeto, o de cualquiera persona, carece de interés para el propio conocimiento.
En el campo del conocimiento resulta imposible separar la conciencia del objeto conocido, no podemos tener ideas que no representen a ningún objeto. Y todo objeto es conocido en cuanto es para una conciencia, en tal sentido, “Fenómeno”, significa, “lo que aparece”. La realidad es objeto del saber en cuanto aparece, en cuanto es para una consciencia determinada. Hartmann (1921) opina acerca de la naturaleza del fenómeno:

Todo fenómeno  es accesible sin distinción. En cada uno de ellos, su trabajo consiste en poner “entre paréntesis” lo inesencial, subjetivo, casual, y en poner de  manifiesto la “esencia” supraempírica de la cosa. Al hacer resaltar los rasgos esenciales de la situación dada, el fenómeno es elevado a la esfera “eidética”. (p. 204)

Siempre la consciencia será intencionada; es decir, dirigida hacia un objeto, la consciencia vacía, sin un objeto, no existe. Es imposible ser consciente de “nada”. De lo único que la consciencia no es consciente es de sí misma. La conciencia siempre esta dirigida hacia el exterior, a lo distinto, a lo otro. Edmundo Husserl (1989) en la obra “Curso Fundamental de Filosofía”, aclara lo referente a la naturaleza del fenómeno y de la conciencia intencionada:

Husserl define a la inversa la singularidad de los actos del pensar, percibir, etc., desde el sentido de lo que contienen; es decir, desde lo pensado y percibido, etc. Eso es lo que aparece originariamente, con anterioridad a cualquier construcción teórica; en otras palabras, eso es el “fenómeno”. A él se refieren los actos psíquicos, está en la presencia de algo distinto de ellos mismos; es decir, que son intencionados. (p. 21)


Le es propio a la consciencia en su naturaleza el conocimiento del objeto, la capacidad de descubrirlo, de robarle la esencia, para formar la idea. Siempre la idea es de algo, por lo tanto, el objeto es real. Siempre el objeto del conocimiento es el dado a una consciencia; por lo tanto, la idea es real, en cuanto es referida. Verneaux.   define la “fenomenología” como el esfuerzo de captar la esencia del objeto determinado:



Entendemos por fenomenología del conocimiento, como comúnmente se admite, no una descripción de los fenómenos tal como se presentan a una conciencia individual, lo que constituiría una simple psicología de la introspección, sino un esfuerzo para captar en los fenómenos concretos las esencias. (p. 101)


El dualismo entre el sujeto y el objeto es totalmente falso, ya que nunca puede existir el conocimiento solamente referido al sujeto solamente, o al objeto solamente. La consciencia siempre se presenta intencionada, no existe la consciencia vacía o la consciencia de la consciencia. Por otra parte el único objeto que interesa al conocimiento es el que “aparece ante un sujeto”. Una computadora en el desierto, es tan sólo una piedra.



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