Gerardo Barbera
*
Abro
los ojos, miro el techo,
la
misma cama de tantos años,
acaricio
el borde del colchón,
todo
es silencio y costumbre,
por
fin, estoy despierto.
**
Ha
llegado un nuevo día,
será
una aventura iluminada,
tal
vez escriba alguna canción
que
de mi alma brote inesperada.
***
Miro
mi rostro en el espejo,
ahí,
donde yacen mis esperanzas,
cuántas
veces he hablado solo
mirando
el mismo cristal cada mañana,
no
soy el mismo, veo esa tristeza,
el
espejo se ríe,
el reloj anuncia el amanecer
al
ritmo de las mismas campanas.
****
Las
mañanas en mi casa son tristes,
no
hay niños, ni flores, ni siquiera un perro.
Aquí
todo se ha convertido en sombra:
la
sombra de la mujer que me amó,
el
recuerdo de los hijos que viven lejos.
*****
Soy
la sombra del padre amable
que
llevaba a sus hijos al colegio,
soy
el fantasma de un marido olvidado.
Sólo
me queda este espejo viejo,
que
ya no engaña a nadie.
******
Al
atardecer caminaré como siempre
por
las mismas calles,
seguro
me encontraré a otras sombras,
nos
saludaremos en silencio,
ya
somos viejos que caen
como las últimas gotas,
así,
en silencio,
con
las alas quietas…,
como
el sol de la tarde.
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