Gerardo Barbera
*
Bajo el calor azul del cielo,
crepuscular atardecer,
siento, Señor, la mirada,
de todos los pobres de la Tierra.
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Suaves campanas y flores,
del Amor de Padre
las estrellas,
llega la Noche,
algunos duermen,
otros rezan.
***
Y el pan de cada día...,
a veces llega.
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Es Cristo en la cruz,
el silencio de una Madre,
que esos niños de Venezuela
ya no mueran...,
¡Por Dios!...,
que no mueran de hambre.
Ollas vacías que esperan un poco de agua, sal y otro tanto de cualquier cosa para saciar no el hambre, sino la esperanza...
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